Claudio Roncoli , un amigo de la casa -y gran artista y persona- , se tomó el bello trabajo de mirar más allá y traducirlo en palabras.
Aquí, sus comentarios sobre La cámara en la cartera:
" La verdad, me encantó el libro.
Por mucho motivos. Lo cual no es poco para un libro pequeño hecho con tanta dedicación, porque se nota.
Las fotos de Alejandrina me dan mucha tristeza, mucha melancolía tal vez.
Me acuerdo de cuanta gente trabaja en esos lugares tan cerrados y claustrofóbicos a veces. Y lo digo porque me pasó.
Vino a mi mente imágenes de la película ¿Quieres ser John Malkovich?, se acuerdan de esos pobres empleados que debían agacharse para ir de un lado a otro?
Hasta la estética de las fotos, parecen producidas para una película de los años 70, si se fijan bien, no es la tecnología lo que prepondera en esas oficinas, sino los objetos corroídos por el paso del tiempo, si es que en esas oficinas transcurre el tiempo.
Y para terminar, el baño, la última foto de Alejandrina en el libro, creo lo dice todo, dos "plantitas" al costado del inodoro, dan un hilo de esperanza entre tanta mierda.
Gracias Alejandrina, a veces la tristeza sirve para algo.
Carolina, me deja ser tan fantasma como ella, nos metemos en casas ajenas y chusmeamos el desorden, hasta puedo percibir los olores de esa cocina o los almohadones de la abuela. Y de paso, desmentir las típicas publicidades de casas ordenadas y pulcras luego de pasar el trapo con algún limpiador maravilloso y en oferta.
La última foto de un gran escritorio y la pared verde, me pregunto, como quedaría ahí un cuadro? Seguro que mal, porque cada espacio es como es y no hay revista de decoración que pueda cambiarlo.
Caro, cuando nos metemos en otras casas?
Mi padre tuvo una juguetería en Constitución, siempre jugaba con un amiguito que vivía al lado, en un hotel familiar, y las fotos de María Bethania me hicieron recordar viejos momentos y juegos en los pasillos de ese hotel.
"Molino", "Onix", "Punta del Este" (será muy caro?), "Urquiza", "Losada II" (guau!, tiene sucursales parece), "Moreno", "Pilar", "Alsina", "Mexico", "Jupiter" y "Sifo", son nombres tan originales, que si me dijeran como le pondría a mi hotel, no sabría cómo. Son nombres nada rebuscados y sencillos, como seguro lo son las habitaciones y la gente que ahí vive. Las fotos de estas fachadas son sólo el principio de mil historias, de gente en un punto
medio de su vida, o va para peor o espera una oportunidad de trabajo en una
Bs As tan difícil como cualquier capital del mundo.
Chicas, las felicito!"
- Gracias Claudio!
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